martes, 14 de mayo de 2019

Ausencias

Ausencias

Ausencia 1

Trajo la amapola en la mano y una lágrima en su cara. “Recuerdo a mis padres paseando conmigo de pequeña por el campo, me dijo. “Me gustaba recoger amapolas, hacer un ramito y dárselas a mis padres”. Mi padre cada vez que le entregaba un ramito tiraba una moneda de aquellas del agujero al aire, sin que yo me diera cuenta.” Mira, me decía, cada vez que regalas algo a alguien, el universo te devuelve cosas”. “Yo cogía los reales y se los daba de nuevo, “ para Pepito, para que se cure mi hermano  mayor que padecía una discapacidad desde el día en que nació” .
Y así pasaba las tardes agachándome para recoger amapolas y reales.
La miré con toda la ternura del mundo, en silencio, respetando su recuerdo. Mi mujer, se quedó también en silencio recordando su infancia y la ausencia de sus padres y hermano.

Ausencia 2

Hicimos algo grande verdad Paco…?
Muy grande, presidente le contesté. De nuevo una lágrima que surcaba entre aquellos caminos que se habían construido en su cara con el paso del tiempo.” Me gusta recordar aquel primer café de la mañana que tomaba desde el despacho, mientras veía entrar a los compañeros y compañeras por la puerta de la central. Empezaba un nuevo día e íbamos a entregar miles de paquetes”. Lo miré con toda la ternura  del mundo, mientras removía aquel café que parecía un poco mas amargo, recordando la ausencia de la empresa que él creo.

Ausencia 3

“Yo bailaba con el viento”.” Cada día me iba a la playa a bailar con la arena”. La lágrima quería bailar en la cara de aquella mujer, pero no se atrevía. Estaba atrapada en su lagrimal, como si la rabia le impidiese brotar y regar su piel de aquellos recuerdos.
Me contó, que actuaba en salas de fiestas, que había hecho una “tourne” por toda España y que una vez cruzó el charco para ir a bailar a Argentina con un espectáculo flamenco.
Al final el sentimiento de ausencia, pudo más que la rabia y la lágrima se libero y danzó por su cara. La miré con toda la ternura del mundo y creí ver en su iris a aquella bailarina que bailaba con el viento. En la sala de espera del cardiovascular haces compañeros sorprendentes.

Y tú, cuales son tus ausencias…?

Revívelas con lágrimas y sonrisas, con ternura, con amor. Al revivirlas, vives otra vez y de paso les haces un homenaje a las personas con las que las compartiste.

Me pregunto…, si no tenemos ausencias, habremos tenido una vida ausente…?


Paco Sosa
Socio Fundador de Emotional Sales Training.